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SUMARIO

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Después de la guerra comercial que mantiene Trump con China, analizamos ahora su deuda ya que aumenta más de lo que lo hace la economía de su país.

 Retrocedamos en el tiempo, situándonos en el periodo 2004-2008, donde la deuda China presentaba unos niveles de 170%-180% del PIB. En esa época, la deuda de dicho país no era muy disonante comparada con otros países emergentes.

El gobierno chino, en dicho periodo, aprovechó el momento para acometer un programa de inversiones cercano al 12,5% del PIB, dado que las exportaciones netas caían entorno al 6% del PIB desde niveles próximos al 9% (en tasa de variación). La única variable que el gobierno podía utilizar para mantener a flote el crecimiento del país era la inversión. Esta variable llegó a crecer del 41% al 48% en el 201º del total del gasto del estado.

Aquí añadimos otra variable que, desde el 2008, ha sufrido un aumento sostenido, la deuda. Lo que ha provocado que el crecimiento haya ido disminuyéndose paulatinamente desde niveles del 10% después de la crisis. El Instituto de Finanzas Internacionales, nos deja datos como este: “Entre el cuarto trimestre de 2008 y el primero de 2018 la deuda bruta de China aumentó del 171% al 299% del PIB”. Todo esto se traduce en un incremento del crédito, indicador que nos augura un posible escenario donde China se sumerja en una crisis.

¿Cómo se encuentra el sistema bancario chino?

“El sistema bancario chino, cuenta con un alto apalancamiento, desequilibrios en los vencimientos, riesgo de crédito y opacidad”. Un factor “favorable” en este escenario tan negro, es que el sistema bancario chino no se encuentra tan perfectamente conectado como el americano en la crisis de 2007-2008.

De los escenarios posibles, optamos por aquel que “Se produce una crisis, seguida de una bajada de crecimiento a corto y medio plazo”.

Entendemos que este es el escenario más plausible por el Efecto Trump”, me explico: para evitar este escenario, sería necesario que el gobierno chino realizara grandes inversiones en infraestructuras y en el tejido industrial lo que conllevaría a darle una mayor capacidad de producción y por extensión, de exportación a China. Este escenario requeriría de un aporte tecnológico que China, hoy en día, no posé para hacer competitivas esas empresas en el mercado internacional.

Esa capacidad tecnológica solo la tiene EEUU, y no creemos que Trump permita que se transfiera a China como hasta la fecha han permitido los presidentes anteriores con el objetivo de acceder al mercado chino.

En definitiva, la llave la tiene Trump y no creemos que lo vaya a permitir. Por otra parte, y aun teniendo el gobierno chino una cantidad importante de activos solventes, su deuda tendría que incrementarse y acercarse a unos límites que anticipan mayores problemas que beneficios. “Si la deuda alcanzase el 400% la próxima década, incluso eso (la crisis) sería menos incuestionable”.

A este escenario hay que añadir la calidad de la deuda tanto de particulares como de empresas chinas, que todos los organismos internacionales califican como “cuestionable”, lo que indica que se producirá un nivel de impago elevado. Otro facto a añadir a este escenario es la política de inversiones mantenida por China en su política expansionista, lo que le ha generado unos activos dudosos a la hora de materializarlos.

Para minimizar el impacto de la crisis podría fiar el crecimiento al consumo interno, pero tenemos dos hándicaps: el primero es la elevada tasa de ahorro de los hogares y el bajo nivel de ingresos disponibles que según el Banco Mundial se sitúa por debajo del 61%. Ante esta situación el Banco Central Chino podría inyectar masa monetaria al sistema lo que sería una mala solución, pues se incrementaría la inflación, debilitará al Yuan y no favorecería el consumo. Lo que generaría un círculo vicioso que agravaría los problemas.

Si por el contario, el Banco Central Chino optara por devaluar el Yuan es posible que se incrementaran las exportaciones, minorándose las importaciones de productos y servicios que China necesita disponer.

Ante esta situación estamos convencidos que EEUU reaccionará con más aranceles e invitará a otros países a tomar medidas que salvaguarden sus economías. A todo esto hay que añadir la opacidad de los datos de la economía China que al no ajustarse a los estándares generalmente aceptados, son poco fiables.

Por otra parte la población china, sobre todo de las grandes ciudades, en su deseo de acceder a todas las comodidades de occidente generará problemas al gobierno chino si este empieza a limitar su acceso a bienes y servicios por situarlos fuera de un rango razonable de precio.

En definitiva, creemos que el escenario más realista será el que hemos señalado que es crisis y bajo crecimiento. Sin olvidar, que muchos países se resentirán en sus economías por el efecto de esta “Crisis China”, pues sus exportaciones a este último se verán afectadas tanto en materias primas, productos semielaborados y productos terminados. También es importante saber que China tiene entre sus activos solventes deuda americana (es el mayor poseedor) y que la venta masiva de la misma por necesidades de financiación del gobierno chino puede hacer poco atractiva dicha deuda y Estados Unidos tener problemas con su financiación. En resumen, todos sufriremos.

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