La Fed ha mantenido el tipo de endeudamiento de corto plazo para los bancos en un rango de entre 0,25 y 0,50 por ciento desde que en diciembre subiera el tipo referencial por primera vez en casi una década desde niveles cercanos a cero.
Desde entonces ha exhibido cautela pese a la relativa solidez económica de Estados Unidos, ya que las preocupaciones de que la desaceleración en China pueda afectar el crecimiento global llevaron a una fuerte caída bursátil y a un ajuste de las condiciones financieras antes el año.
Un sondeo de Reuters entre más de 80 economistas indicó que las expectativas apuntan a dos alzas de tipos en Estados Unidos durante este año, con la posibilidad de un aumento en junio.
Asimismo, algunas de las presiones que han frenado la inflación han sido atenuadas. Los precios del crudo subieron, con el barril de Brent ganando hasta un 20 por ciento a cerca de 44 dólares el barril desde que la Fed elevase los tipos en diciembre. En tanto, el dólar se ha depreciado alrededor de un 4 por ciento ante una cesta de divisas en el mismo periodo.
Estos factores podrían permitir a la Fed reformular la referencia al balance de riesgos en su comunicado, muy probablemente con una descripción al panorama de riesgos para la economía estadounidense como "casi equilibrados".
Tal expresión es habitualmente vista como prerrequisito para que las autoridades empiecen a considerar otra subida de tipos. La Fed también podría admitir la reciente mejoría de los mercados al retirar o suavizar su advertencia de marzo respecto a que los eventos económicos y financieros globales "siguen representando riesgos".