A menudo se nos presenta un ejemplo brillante y fácil de entender de cómo seguir esta regla aparentemente simple puede llevar al éxito instantáneo. Sin embargo, rara vez se mencionan los numerosos casos en los que esta estrategia falla. Quiero destacar uno de esos casos, que ha sido motivo de múltiples consultas en mis sesiones habituales en Radio Intereconomía.
Recuerdo claramente la situación de Naturgy hace unos meses. Considerado teóricamente como un valor sólido debido a su historia y potencial, muchos inversores estaban convencidos de que era el momento de comprar y mantener. Sin embargo, mis instintos me hacían cuestionar esta narrativa optimista. Naturgy había estado operando en niveles históricamente altos, alcanzando incluso los 28 euros a fines del año pasado.
Lo que encontré interesante fue comparar esta situación con la del Ibex 35 en el mismo período. En lugar de contrastarla con una acción más débil, quería resaltar cómo incluso los activos aparentemente fuertes pueden enfrentarse a desafíos inesperados, mientras que los que parecen débiles pueden sorprender con un rendimiento sólido.
Los últimos tres meses han sido reveladores. Mientras que Naturgy ha experimentado una caída del 30%, el Ibex 35 ha logrado un aumento del 12%. Esta discrepancia ilustra la importancia de no confiar ciegamente en la fuerza aparente de un activo y estar preparado para adaptarse a los cambios en el mercado.
Adjunto los gráficos que muestran la disminución de Naturgy en comparación con el rendimiento del Ibex 35 durante este período.