Es el caso de BlackRock, una de las firmas de inversión más importantes del mundo, que lleva varios años tratando de generalizar la inversión en activos alternativos más allá de los inversores institucionales.
Entre alguno de los ejemplos de este intento por acercar los hedge funds al gran público es el fondo BlackRock Multi-Manager Alternative Strategies Fund. Lanzado hace dos años, este vehículo intenta combinar las estrategias de siete de los mejores gestores de hedge funds del mundo, en un solo fondo.
Entre las firmas que gestionan una parte del patrimonio de este instrumento está LibreMax Capital, cuyo gestor es Greg Lippmann. Su peripecia apostando (y ganando) por el estallido del mercado subprime de Estados Unidos inspira la película The Big Short, candidata al Oscar a la mejor película.
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Hay varias definiciones de inversiones alternativas pero su rasgo principal es que no se basan en la simple compra de acciones de compañías o bonos emitidos por Gobiernos o corporaciones. En el ámbito de las estrategias, hay gestores que buscan ganar al mercado en todo momento utilizando coberturas, otros que tienen la mitad de su cartera apostando al alza de unas compañías y la otra mitad apostando a la baja (para así ganar cuando sube la Bolsa y no perder mucho cuando baja”).
“En general estas estrategias lo que buscan es desmarcarse de la tendencia general de mercado y aprovechar sus ineficiencias”, explica Manuel Gutiérrez-Mellado, experto en inversiones alternativas en BlackRock.
Los hedge funds aprovechan estas estrategias, pero asumiendo unos riesgos no aptos para cardiacos. Al no ser productos abiertos a todos los públicos, no deben ofrecer liquidez diaria, pueden destinar todo su patrimonio a muy pocos activos (sin necesidad de cumplir con unos criterios de diversificación que sí que se exigen a los fondos de inversión), y no tienen problema por endeudarse para multiplicar la potencia de sus estrategias (y amplificar, en su caso, las pérdidas o las ganancias).
Un fondo como el mencionado permite combinar diferentes formas de actuar de los hedge funds, al tiempo que garantiza los niveles de liquidez, disponibilidad, y diversificación aptos para los inversores particulares.
La gestión y los activos alternativos cada vez atraen a más inversores. En general, eran los fondos de pensiones, las aseguradoras y los grandes inversores institucionales quienes optaban por destinar una parte de sus carteras a estas opciones (que pueden incluir también inversiones en infraestructuras, en inmuebles o en divisas). Es una forma de conseguir diversificar más su estrategia y descorrelacionar sus rendimientos de lo que pasa en los mercados financieros.
Según un informe reciente de Pricewaterhouse Coopers, para 2020 este tipo de inversiones representarán el 24% de las carteras de los grandes fondos de pensiones.
Durante los cinco últimos años, la gestión alternativa ha empezado a generalizarse. Ya no son solo los hedge funds, sino que cada vez hay más fondos de inversión que utilizan este tipo de estrategias. Así, en 2009 el volumen de fondos alternativos apenas llegaba a los 10.000 millones de euros en Europa, mientras que hoy en día supera con creces los 200.000 millones de euros. En este periodo, en cambio, la industria de hedge funds ha crecido a unas tasas mucho más discretas.